Se trata de ir construyendo la realidad de cada persona de acuerdo con sus constructos personales. Mediante esta terapia se relacionan los síntomas clínicos como parte de esta construcción, dándoles un significado de la mano de diferentes técnicas psicológicas.
Esta terapia pretende atender de forma más específica la complejidad humana lo cual nos obliga a adoptar esta posición de apertura integrativa, misma que trata de utilizar las herramientas válidas y científicas de las diferentes teorías, e innovar con ellas. Para utilizar esta terapia en el campo específico de la psicología clínica, se adopta una posición más ecléctica en lo técnico recurriendo a diferentes herramientas. Esto quiere decir que no trabajaremos de la mano de una teoría, técnica o escuela psicológica determinada.
Esta apertura en la terapia se fundamenta en que las diferentes propuestas psicoterapéuticas logran buenos resultados focalizándose en distintas metas. Dichas metas pueden ser la identificación y cumplimiento de objetivos, resolución de problemas, orientación a soluciones (y no a explicaciones), búsqueda de nuevas posibilidades; enfocándonos en las fortalezas o desarrollando nuevas habilidades.
Como resumen, se trata de saber qué técnicas utilizar, en qué momento y con qué objetivo, como necesidad de: focalizaciones necesarias, emergencias inesperadas o momentos de quietud. Desde luego, siempre basándonos en una buena exploración y valoración de la persona para saber exactamente qué técnica le puede ser más útil en ese momento al paciente. Esto pone al terapeuta en un rol de estratega para el cambio, más que como un filósofo o adivino.
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